Cuando el pasado 31 de diciembre del 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recibió aviso de China sobre los preocupantes casos de, neumonías atribuidas a un nuevo coronavirus, comenzó la lucha contra algo de lo que aún no tenemos completa idea.

Se sabe que el primer contagio de COVID-19, surgió en la ciudad china de Wuhan, en la provincia de Hubei. Sobre su origen, no hay mucha evidencia, sin embargo, algunos expertos creen que el virus fue transmitido de un animal, (un murciélago), a un humano.

La expansión del coronavirus

Al tener registro de los contagios multiplicados en el país asiático, los líderes mundiales entraron en alerta, aún sin tener conocimiento de lo que se avecinaba. Mientras tanto, en China las autoridades redoblaron esfuerzos para evitar la propagación de contagios.

El uso de material de protección y barreras plásticas en medios de transporte, por ejemplo, fue crucial para frenar las miles de muertes reportadas durante los primeros dos meses del año. Para entonces, otros países comenzaron a reportar casos de contagios importados. Fue así como inició una expansión que pronto se convertiría en una crisis sanitaria y económica global.

Para finales de enero, se reportaron contagios en países como Corea del Sur, Japón, Irán, Australia, Francia, Malasia, Italia, entre otros. En algunas ciudades se decretaban cuarentenas e incluso toques de queda con el fin de evitar contagios.

Industria del Plástico al ataque

Con el paso de los días, las empresas productoras de material de protección como cubrebocas, batas, guantes y equipo médico como respiradores y ventiladores reportaron desabasto.

Fue entonces cuando diferentes sectores salieron al ataque y unieron esfuerzos para abastecer a los más vulnerables ante la epidemia. El personal médico y los pacientes comenzaron a recibir apoyo y hasta el día de hoy la cadena continúa.

Alrededor del mundo, diversas empresas han convertido sus plantas de producción en fabricantes de material indispensable ante la contingencia sanitaria. La producción de cubrebocas se duplicó, el uso de no tejidos para producir batas médicas e incluso nuevos modelos de mascarillas son vitales en estos momentos.

Regresan las bolsas de plástico

El avance de la pandemia dejó en evidencia a los grupos más vulnerables; adultos mayores, personas con problemas crónicos, personal de salubridad y recolectores de basura, son algunos de ellos.

El constante contacto con residuos sanitarios, ya sea en hospitales y en los contenedores de basura, se convirtió en otro llamado de alerta.

En marzo, en México, la Asociación Nacional de Industrias del Plástico (Anipac) resaltó la importancia de la separación y gestión de residuos en bolsas de plástico ante una emergencia sanitaria. Al mismo tiempo comunicó a la población la importancia de no mezclar cubrebocas, pañuelos y restos de medicamentos con la basura común.

Ante esta crisis sanitaria, el pasado 2 de abril, las autoridades permitieron el regreso de las bolsas de plástico. Mediante un comunicado y en su cuenta oficial de Twitter, la Secretaría del Medio AMbiente, emitió algunas recomendaciones para la correcta separación de residuos.

Hasta ahora, pese al alto de muchas empresas e industrias, la del plástico es una de las que no para producciones, y a la que el uso de nuevas tecnologías, como la Impresión 3D, beneficia, no sólo para los productores, sino para el amplio abasto de lo indispensable en la emergencia sanitaria por el COVID-19.

La caída económica es evidente, pero ante este panorama no es posible detenerse, es momento de buscar alternativas para seguir de pie y hacia adelante.

Por Carla Peñafiel | Vía ambienteplastico.com

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí