El magnate empresarial Bill Gates ha dado testimonio en documentales y entrevistas de una costumbre insólita a la que recurre al verse abrumado por el trabajo o incluso invadido por algún dilema relacionado con sus múltiples actividades filantrópicas.

En medio de situaciones complejas, el cofundador de Microsoft suele optar por retirarse unos cuantos días en solitario a una pequeña cabaña de su propiedad. Durante estos lapsos que pueden prolongarse hasta superar una semana, Gates dedica su tiempo a leer, estudiar textos y reflexionar.

Ya con la mente despejada y con el ánimo renovado, entonces retoma sus actividades de liderazgo al frente de titánicos proyectos para revertir el cambio climático y luchar contra amenazas a la salud pública global.

Ciertamente, uno de los pasatiempos favoritos de los grandes genios empresariales es la lectura, una afición con múltiples beneficios conocidos. Sabemos que leer aumenta significativamente nuestro bagaje cultural, estimula la creatividad y nos brinda un cúmulo de conocimientos que, más tarde, serán útiles al momento de tomar decisiones en el ámbito profesional.
Sin embargo, el acelerado ritmo del mundo laboral, tiende a consumir gran parte del tiempo del que disponemos, limitando el número de horas disponibles para dedicar a la lectura de libros o consulta de textos académicos.

Es preciso señalar que, desde la creación de la imprenta en el siglo XV, el mundo de los libros ha evolucionado sustancialmente, lo cual se ha constatado con puntualidad en los últimos años. Los medios electrónicos y las herramientas digitales nos facilitan el acceso a la lectura; las posibilidades se han multiplicado.

Hoy existen sitios web donde se ofrecen libros a precios razonables. A su vez, la lectura de textos en gadgets como tablets y smartphones resulta sumamente atractiva y cómoda, sobre todo, para la población joven. Más aun, los audiolibros se han posicionado en el mercado por su fácil consumo.

Todos estos recursos merecen ser considerados para revalorizar la lectura. Considero que el escenario actual puede ser propicio para ello. En las siguientes líneas se desarrollan algunos apuntes al respecto.

La presente contingencia sanitaria ha impactado enormemente la vida económica y productiva. Las medidas de distanciamiento social que pretenden mitigar el contagio del Covid-19, desde luego, han cambiado la forma de llevar a cabo la actividad laboral en diversas formas.

Muchas empresas y organizaciones han apostado por el Home Office con el propósito de continuar operando; el teletrabajo se ha posicionado como una alternativa viable para adaptarse a la situación emergente. Así, millones de profesionistas que antes laboraban rutinariamente en oficinas y centros de trabajo, ahora desempeñan sus funciones desde casa.

Ya que el Home Office, casi por definición, requiere del empleo de aparatos electrónicos, en estas semanas, las laptops y otros dispositivos se vuelven nuestros aliados inseparables.

Por tanto, se sugiere empezar por descargar libros digitales o acceder a bibliotecas virtuales para tener a la mano textos de nuestro interés a los que podamos acudir una vez concluida la jornada de trabajo. Tal vez, el tiempo ahorrado de los traslados de la casa a la oficina, pueda ser invertido en una buena lectura.

Si se administra correctamente la agenda laboral, la optimización será un resultado natural de dicha organización. Ello permitirá que se abran espacios de tiempo valiosos, aunque resulta fundamental que estos ratos libres sean aprovechados eficientemente.

Los audiolibros son una excelente herramienta para ocupar esos minutos u horas extras del día, pues además nos permiten realizar otras tareas mientras escuchamos la reproducción de su contenido. Un audiolibro en lengua extranjera nos ayudará a perfeccionar ese idioma que deseamos dominar.

No todo en la vida es trabajo, por lo que, en condiciones normales, las personas solemos disfrutar de encuentros sociales con familiares y amigos. El esparcimiento contribuye a disminuir el estrés y mejorar nuestro humor. Sin embargo, dado que la movilidad social se encuentra restringida por la contingencia de salud, debemos encontrar nuevas maneras de disfrutar productivamente nuestros ratos de asueto.

Sin duda, leer es una inmejorable opción; los libros constituyen un universo fascinante. Casi todos tenemos una lectura pendiente, o tenemos en mente alguna novela que nos gustaría leer.

¿Cuándo fue la última vez que te sentaste a actualizar tus conocimientos profesionales a través de la consulta de textos especializados?, ¿Has leído recientemente la autobiografía de algún personaje que admires? Leer abre nuestra imaginación, agudiza el pensamiento crítico y nos trae sabiduría.

Ejercitemos el hábito de la lectura durante estos tiempos de aislamiento y, seguramente, ello se traducirá en un mejor rendimiento de productividad de cara al futuro. Veamos, en medio de la crisis, una oportunidad para mejorar como profesionales. Leer es crecer.

| Por José Guillermo Fournier Ramos | Vía expansion.mx |

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