La cultura de la felicidad y del bienestar en una empresa es la suma de iniciativas cuyo objetivo es generar un ambiente de optimismo y colaboración entre el personal. No es ningún secreto que cuando más contentos y satisfechos estamos, más y mejor trabajamos… La cultura de la felicidad no es una moda, es un cambio de escenario demandado por los profesionales. Hoy en día las personas, en especial los jóvenes, tienen prioridades laborales muy distintas a las de las anteriores generaciones. Es por ello que implementar iniciativas alineadas con la cultura de la felicidad puede ser una muy buena estrategia para atraer y retener el talento. Pero… ¿cuáles son estas iniciativas?

Flexibilidad y mayor libertad

Incluir horarios más flexibles que permitan conciliar o incluso permitir el trabajo a distancia son buenos ejemplos de la cultura de la felicidad. Con este tipo de iniciativas recordamos a nuestros trabajadores que también los vemos como personas, que sabemos que tienen vida después del trabajo y que entendemos que deben atenderla.

Formación y desarrollo del potencial

Una empresa capaz de detectar el potencial, de cuidarlo y de potenciarlo es un buen sitio para trabajar. La cultura de la felicidad habla de incentivar la realización profesional de los equipos, ya sea colaborando económicamente con quienes estudien, siendo flexible con sus horarios o bien organizando jornadas de formación inhouse desde la propia empresa.

Reconocimiento del trabajo

Cómo los líderes hablan a sus equipos es tan importante como la manera en que hablamos al cliente final. Es por eso que la cultura de la felicidad busca fomentar un tono adecuado, respetuoso, y que haga sentir valiosos a los empleados. Además, debe ir apoyado por acciones o recompensas concretas que reconozcan su buen trabajo: emails después de una entrevista, feedbacks positivos de los proyectos, llamadas de motivación, etc.

Ocio y diversión… ¡también en el trabajo!

Ya no nos sorprendemos de encontrar salas de diversión con futbolines, pequeñas canchas de baloncesto o consolas en una empresa. Los más afortunados hasta tienen zonas de siesta o meditación, duchas para deportistas o barbacoas en la terraza… Estos espacios de ocio, perfectos para desconectar entre proyecto y proyecto o para celebraciones, amenizan la jornada laboral y fomentan los vínculos de amistad entre los equipos. Además, indudablemente, proyectan una imagen más atractiva de la empresa ante futuros fichajes.

Crear tradiciones propias

Cada empresa es un mundo, y una buena manera de recordar a nuestro equipo que trabajan en un lugar único es crear tradiciones propias: jornadas internas de innovación, hacer un teambuilding al inicio del año fiscal o una fiesta de Navidad especial son sólo algunos ejemplos de este tipo de tradiciones. ¡Y no olvides pedir feedback! La mejor manera de aprender y mejorar es escuchar la opinión de los participantes.

Designar áreas o responsables de felicidad

Las felicidad hay que tomársela en serio, y tanto el departamento de recursos humanos como el de marketing pueden ser los responsables de llevar a cabo las iniciativas. Puede nombrarse a una persona o, idealmente, a un departamento  para que abrace esta filosofía y supervise su aplicación. Ellos, a partir de un análisis de la empresa y de sus valores, podrán idear un plan de acciones a medida y hacer un seguimiento de las acciones.

Los beneficios de la cultura de la felicidad son ampliamente positivos tanto para empresas como para empleados. Y, de rebote, también repercuten en clientes o colaboradores.

Motivación & Productividad

Las personas son el motor de una empresa, y la productividad está estrechamente relacionada con la motivación. Así pues, apostando por iniciativas que mimen al trabajador y poniendo en valor sus logros y virtudes profesionales, le haremos sentir positivamente implicado con el proyecto. Si conseguimos que le guste el trabajo que realiza, que se sienta orgulloso, nunca más sentirá que “va a trabajar”. Sentirá que levanta un proyecto común.

Ambiente & Absentismo

Mejorando el ambiente conseguimos que se trabaje más a gusto y que se reduzca drásticamente el absentismo laboral. ¡Incluso podemos mejorar la salud de nuestro equipo! Un trabajador feliz es capaz de gestionar mejor sus emociones, las relaciones con sus compañeros o personas a su cargo, y dominar la frustración que surge durante algunos proyectos. En otras palabras, la cultura de la felicidad reduce los conflictos.

Trabajadores & Imagen de marca

Otro gran beneficio de apostar por la felicidad es mejorar la imagen y reputación de nuestra empresa gracias al mayor prescriptor que existe: el propio trabajador. Un trabajador contento, que hable bien de la organización y comparta nuestros valores con su entorno, difunde mensajes creíbles y positivos, que a la vez atraen talento a nuestra casa.

Felicidad & Talento

Que una empresa sea o no atractiva para futuros candidatos depende de muchos factores, cierto, pero como decíamos al inicio de este artículo, cada vez son más los que se decantan por la calidad de vida en vez de por el salario. Lo que ahora se denomina el salario emocional. Sin olvidar que el talento puede elegir dónde trabajar, y que por lo tanto hay que atraerlo con mejores condiciones.

Implementar la cultura de la felicidad en las empresa es un reto necesario. Y es que según datos recientes, al 80% de la gente no le gusta su trabajo… ¿No sería increíble invertir ese dato?

Vía Dolce

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