En los años 40, Don Jesús Michel González tuvo la convicción de que fabricando golosinas sacaría adelante a su familia, integrada por su esposa Elvira Velasco Rolón y sus 13 hijos. Sin embargo, este empresario tapatío nunca imaginó que su perseverancia y disciplina lo llevaría a crear un emporio del dulce que ha traspasado fronteras gracias a su legado y al talento heredado a sus descendientes.

El visionario tapatío decidió bautizar a sus productos con la marca Dulces de la Rosa en honor al mote con el que se le reconocía a la capital jalisciense de Ciudad de las Rosas. En un principio la empresa familiar se dedicó a fabricar pastillas perfumadas, guitarritas de azúcar y pinole, después Don Jesús Michel creó una mágica receta a base de cacahuate denominada mazapán que lo llevaría a endulzar la vida de millones de mexicanos.

Mazapán de la Rosa ha competido con muchas marcas a lo largo de su historia pero la receta de Don Jesús Michel no ha podido ser superada, de tal forma que no solamente se desplaza en cada uno de los rincones del país sino que al igual que otros productos de la casa ha llegado a un gran número de países.

En la actualidad, Dulces de la Rosa emplea a más de ocho mil trabajadores en sus cuatro plantas ubicadas en los municipios de Tlaquepaque y Tlajomulco de Zúñiga, en donde se elaboran 350 productos de ellos nueve se exportan a Estados Unidos, Canadá, Belice, Guatemala, El Salvador, Panamá, Nicaragua, Honduras, Puerto Rico, Alemania, Trinidad y Tobago, Costa Rica, Chile, Aruba, Bolivia y República Dominicana.

Además y de acuerdo a la enseñanza de su fundador, Dulces de la Rosa se ha caracterizado por ser una Empresa Socialmente Responsable, de tal forma que en 1980 decidió abrir en sus propias instalaciones una escuela, avalada por la Secretaría de Educación Pública, para que sus trabajadores cursaran secundaria y preparatoria abierta. A la fecha ya han egresado de sus aulas más de tres mil personas que siguen laborando en la compañía.

De acuerdo a Enrique Michel, hijo de don Jesús y presidente y director general de Grupo de la Rosa, el gran legado de su padre es el buen trato a los empleados porque “el éxito de esta empresa es por sus trabajadores y por la dirección, uno a uno, los dos son igual de importantes, pero lo más importante es querer ser cada vez más humanos”, dijo.

Recordó que al igual que sus hermanos trabajaron desde adolescentes en la empresa familiar. “Mi padre nos enseñó el amor al trabajo, a la disciplina”.

Dulces de la Rosa sigue creciendo gracias a que continúa desarrollando nuevos sabores, fórmulas y presentaciones atractivas, utilizando la mejor tecnología en el rubro de la confitería y desplazando sus productos por todo el país y acaparando más mercados en el extranjero para poner en alto el nombre de México en el mundo.


¿Qué otros dulces son conocidos mundialmente?

Por: Carlos Brambila N. | Vía: axopolis.com

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