Asignar tareas en el hogar a los hijos es la mejor manera de fomentar la responsabilidad y la cooperación en los menores.

En las últimas décadas la educación ha dado giros en diferentes aspectos; entre ellos, lo relacionado con las responsabilidades que los hijos deben asumir dentro de la familia.

La competitividad en el mundo laboral, la ayuda doméstica con la que se cuenta en varias casas, el concepto de que las funciones del hogar le corresponden netamente a la mamá y otros factores han generado que los hijos tengan cada vez menos responsabilidades.

Dar responsabilidades fijas a los hijos -desde edades tempranas- no solo ayuda a su crecimiento individual, sino también entienden que “cooperación” significa que lo que haga cada persona repercute en los otros; les ayuda a ordenarse, a programarse y es la mejor manera de que logren sentirse útiles y necesitados desde pequeños con la idea de ser seguros de sí mismos e independientes con el paso del tiempo.

El problema es que, en muchos casos, se ha acostumbrado a los niños a que cuando se les pide algo hay que pagarles o retribuírselo de algún modo. Sin embargo, las responsabilidades no tendrían que entenderse como castigos o consecuencias de algún comportamiento sino como algo natural en la dinámica familiar, en donde todos participan de acuerdo con su edad y sus habilidades.

Para llevarlo a cabo –si se hace por primera vez– es importante hacerlo de manera gradual y con buena disposición por parte de los padres, para evitar el posible rechazo de los hijos a las nuevas tareas que pueden parecer imposiciones.

Como en cualquier tema de educación, para que no se convierta en una lucha de poder, solo se puede empezar a implementar algo nuevo cuando se tiene la certeza de su utilidad, para así poder mantenerse firmes en el cumplimiento. De otra manera, el mensaje será: “a mis papás se les meten cosas en la cabeza, pero después de un tiempo se dan por vencidos”.

Por ejemplo: se decidió que cada hijo va a contribuir en las labores de la hora de la comida y a Elías le toca poner la mesa, pero él es el último en llegar de la escuela; por lo tanto, es razonable que cambie su labor por la de otro miembro de la familia y que él ayude a recoger las cosas después de comer.

Los niños y jóvenes necesitan que se les entrene en las tareas que se les pida realizar. Los padres pueden guiarlos las primeras veces mientras aprenden y recordar que cada uno lo va a realizar a su nivel, por lo que no deben esperar trabajos hechos a la perfección. Es muy importante reconocer y motivar positivamente a sus hijos concentrándose en el esfuerzo y no en el resultado, ya que éste cada vez será mejor con ayuda de la práctica. Si es necesario hacer correcciones deben hacerse de una manera positiva y con afecto.

Por ello, te recomendamos una lista de aquellas tareas que pueden hacer nuestros hijos dependiendo de sus edades:

De 2 a 3 años puede:

  • Regar las plantas.
  • Comer sin demasiada ayuda.

Recoger los juguetes y guardarlos.

  • Retirar su plato de la mesa y dejarlo en el fregador.

Entre 4 y 5 años:

  • Ayudar a poner la mesa.
  • Ayudar a hacer la cama.
  • Ayudar en la cocina en la preparación de los alimentos.
  • Ayudar en la preparación de un postre, ensalada o emparedado.
  • Aprender a compartir los juguetes con sus amigos.
  • Sacar la ropa que va a usar al día siguiente.
  • Dar de comer a la mascota
  • Ordenar los cubiertos limpios en el cajón.
  • Ayudar a quitar el polvo.
  • Reponer el papel higiénico de los baños.
  • Doblar la ropa limpia y guardarla en los cajones.
  • Contestar el teléfono y aprender a hacer llamadas telefónicas.
  • Preparar la mochila y todo lo necesario para ir a la escuela.

De 6 a 7 años:

  • Ayudar a hacer la lista de las compras del supermercado.
  • Llevar su ropa a lavar.
  • Limpiar sus zapatos.
  • Mantener su cuarto ordenado.

Niños entre 7 y 8 años:

  • Llevar los platos sucios de la comida al fregador, enjuagarlos y colocarlos en su lugar.
  • Pelar vegetales.
  • Limpiar su cuarto el fin de semana.
  • Preparar su lunch que lleva a la escuela.

Colgar su ropa en el clóset.

  • Limpiar vidrios y ventanas.
  • Ayudar a limpiar el auto.
  • Barrer el piso.
  • Sacar a caminar a la mascota.

Niños entre 9 y 10 años:

  • Limpiar el baño.
  • Pasar la aspiradora y quitar el polvo de la sala.
  • Trapear el piso de la cocina.
  • Aprender a preparar un platillo para la cena.
  • Cuidar a un menor con la supervisión de un adulto.
  • Ayudar a escoger las compras en el supermercado o mercado.
  • Quitar el polvo de jarrones o diferentes muebles en la casa.
  • Levantarse por sí mismo con un reloj despertador.

De 10 a 11 años:

  • Hacer sus tareas sin que nadie se lo recuerde.
  • Cambiar las toallas sucias por las limpias.
  • Ordenar la ropa sucia por colores y meterlas a la lavadora.
  • Recordar sus actividades recreativas sin ayuda.
  • Todas las anteriores.

De 12 a13 años:

  • Organizar su horario de estudio.
  • Hacer la mesa.
  • Sacar la ropa de la lavadora y ordenarla.
  • Todas las anteriores.

Está de más decir que estas actividades no se deben premiar. Cuando se premia una actividad ya sea con dinero o regalos, inmediatamente se le quita el valor de la responsabilidad y el trabajo en equipo, además de que se les estará condicionando a hacerlo solamente con una recompensa de por medio.

La motivación extrínseca impide las posibles motivaciones intrínsecas que van a surgir de manera natural (aunque algunas veces tarden en llegar) en el sentimiento de que “lo que hago en casa es importante”, “si no cumplo con mi responsabilidad, afecto a los otros”, “se siente bien lograr algo que antes no podía”, etcétera.

Cuando los adolescentes no quieren ayudar en nada es porque desde pequeños no se les enseñó que tenían obligaciones ni responsabilidades.

Así que ya lo sabes Super Mamá, incentivar la participación de los hijos en las tareas domésticas les da autonomía, confianza en sí mismos y mayor capacidad para tomar decisiones. Y lo más importante, jamás rechaces su ayuda, aunque se considere que uno podría hacer algo más rápido que el niño.

Por Iranela Sánchez | Vía supermamaspanama.com

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