En México, al igual que en el resto del mundo, muchísimos trabajadores comenzamos a laborar a distancia con motivo de la pandemia. Estamos haciéndonos cada vez más conscientes de todo lo que dejamos atrás: el des- gaste de los desplazamientos de nuestras casas hacia el trabajo, el tráfico, las prisas y las carreras mañaneras, el desayuno a medias, el consumo de alimentos en distintos establecimientos, las juntas presenciales con colegas o visitas comerciales y operativas, las grandes y pequeñas salas de juntas, las risas en los pasillos, los saludos, los abrazos, el estrecharse las manos y los golpecitos en el hombro, los desayunos y comidas de trabajo, y una larga lista de un sinfín de rutinas y actividades. Dejamos de vivir en distintos escenarios cada día: la casa, las calles de nuestras ciudades, el transporte, la oficina, las instalaciones de los clientes y proveedores, los restaurantes o los comercios.

La pregunta de muchos trabajadores se centra en si el teletrabajo continuará como hasta ahora, si migraremos a un esquema híbrido o volveremos en algún momento a nuestra forma de vida previa al 2020. Sin embargo, muchos especialistas han concluido que este es el inicio de una nueva era en nuestro modo de trabajar.

Muchas compañías localizadas en México y en el mundo han adoptado de forma acelerada los modelos virtuales, a distancia e híbridos, y estos determinarán nuestra nueva forma de trabajar, interactuar con nuestros jefes, colegas, clientes y proveedores, convirtiéndose también en nuestros nuevos modelos de aprender y capacitarnos.

Por ello, las empresas están buscando cómo apoyarse en la tecnología, transformarse digitalmente y asumir el teletrabajo mediante plataformas y soluciones que les permitan supervisar y gestionar el talento de manera óptima.

Es imposible hablar de teletrabajo sin considerar a la tecnología y la innovación como sus habilitadores más importantes, y gracias a ello muchas economías en el mundo no colapsaron aún más profundamente.

A lo largo de esta pandemia, los trabajadores nos vimos obligados a adaptar nuestras vidas y modificar los espacios de nuestros hogares para convertirlos en áreas de ocio, deporte, estudio y trabajo, todo en el mismo lugar. Tuvimos que cambiar el escenario de nuestra oficina por las barras de las cocinas, los comedores, las salas, nuestras habitaciones, balcones y terrazas. Nuestros espacios se modificaron y nuestra percepción del tiempo cambió para siempre. Así, la adopción tecnológica se aceleró como nunca antes: los expertos señalan que se cambió en 3 meses lo que habría sucedido en 10 años.

Por ello, es imposible hablar de teletrabajo sin considerar a la tecnología y la innovación como sus habilitadores más importantes, y gracias a ello muchas economías en el mundo no colapsaron aún más profundamente. El coronavirus obligó a las organizaciones, altos ejecutivos, empleados, funcionarios públicos, académicos y todo tipo de trabajadores, a adoptar esta modalidad laboral y vivenciar los beneficios del trabajo a distancia.

En esta segunda Guía de Teletrabajo de AMITI participamos muchos de los miembros del grupo que comenzó a estudiar, analizar y promover la modalidad de teletrabajo en la Ciudad de México durante el 2015. En aquel entonces estábamos convencidos del impacto positivo que tiene el teletra- bajo en la sociedad. Entre los objetivos de aquel documento se encontraba la creación de políticas públicas que fomentaran en las organizaciones el que las personas contaran con esquemas flexibles de trabajo a distancia, con la consecuente reforma a la Ley Federal del Trabajo en dicha materia.

La premisa de esos años fue que los impactos del teletrabajo beneficiarían al trabajador y al empleador, pero también al resto de la sociedad, porque impulsan la productividad, la innovación y la continuidad operativa, mejoran la movilidad al reducir problemas de tránsito, incrementan la calidad de vida y ayudan a prosperar, además de permitirnos trabajar en un ambiente seguro.

Jamás imaginamos que más allá de las contingencias ambientales, la epidemia de influenza H1N1 de 2009, el terremoto de 2017 y la falta de agua de 2018, tendríamos que pasar por una pandemia como la actual. Eso transformó nuestro concepto de “ambiente seguro”, integrando asuntos como el distanciamiento social y la necesidad de no asistir a los centros de trabajo por motivos de salud y para promover el cuidado de la vida de las personas.

A pesar de que existen indicadores muy positivos relativos a los beneficios que tiene el teletrabajo en el ámbito económico, social, ambiental y sanitario –porque está demostrado que las organizaciones incrementan su productividad, se disminuye el retiro voluntario de los trabajadores, hay ahorros en los costos fijos de las empresas, desciende el ausentismo, existe una preferencia de los trabajadores por esta modalidad y disminuyen los accidentes de trabajo–, tenemos todavía un largo camino por recorrer. Para ello requerimos colaborar sociedad, gobierno, academia y sector privado.

Por ejemplo, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, indica que México está dentro de los 5 países de América Latina donde es más difícil hacer teletrabajo, pues sólo entre el 15 y 20% de los trabajadores pueden hacerlo con facilidad. A su vez, la encuesta de McKinsey titulada “What’s next for remote work”, realizada en noviembre de 2020 a trabajadores de distintos países, incluyendo a México, arrojó que sólo el 65% de los trabajadores dijeron tener una conexión a internet suficientemente rápida, mientras que el 35% restante indicó no poder atender con calidad sus videollamadas y utilizar otras herramientas digitales para el trabajo a distancia. En conclusión, hay una enorme necesidad de desarrollar infraestructura suficiente.

A pesar de que existen indicadores muy positivos relativos a los beneficios que tiene el teletrabajo en el ámbito económico, social, ambiental y sanitario, tenemos todavía un largo camino por recorrer. Para ello requerimos colaborar sociedad, gobierno, academia y sector privado.

En efecto, existen retos importantes vinculados al teletrabajo; por eso esta guía tiene el interés de ayudar a las organizaciones y sus trabajadores con lineamientos que les ayuden a superarlos. Nos ocupamos de temas de gestión del talento, del equipamiento y la infraestructura necesarios para que las empresas y dependencias de gobierno puedan brindar a los teletrabajadores herramientas adecuadas de hardware y software, sistemas antivirus y protocolos de ciberseguridad, así como de los aspectos clave del marco jurídico vigente.

El tiempo apremia: una vez superada la pandemia, la vida laboral será distinta a la que dejamos atrás en marzo de 2020 y, por ello, debemos estar conscientes de cómo aprovechar los nuevos modelos de trabajo a los que nos estamos enfrentando.

Te invitamos a leer la guía de la AMITI «Nuevo entorno del teletrabajo en México» completa aquí

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