En las vastas llanuras de El Carmen, una reserva de 140,000 hectáreas en Coahuila, México, algo asombroso está sucediendo: los bisontes americanos han regresado a su hábitat natural después de un siglo de ausencia. En 2021, gracias a una iniciativa liderada por la empresa mexicana Cemex, 19 bisontes fueron reintroducidos en la reserva, y hoy su población supera los 90 ejemplares. Este retorno es más que una historia de conservación; es una poderosa contribución a la lucha contra el cambio climático.

Los bisontes, los mamíferos terrestres más grandes de América, desempeñan un papel fundamental en la regulación de los pastizales de El Carmen. Estos pastizales son esenciales para capturar grandes cantidades de carbono, lo que los convierte en un aliado clave en la mitigación del cambio climático.

La manera en que los bisontes pastan tiene un impacto positivo en la biodiversidad de la zona. Su pastoreo uniforme promueve la diversidad de plantas y facilita la regeneración de los ecosistemas al diseminar semillas a través de su digestión y deposición. Además, su peso de 800 kilogramos aplana el pastizal, creando un entorno propicio para especies como el perrito llanero, que dependen de pastizales bajos para vigilar a los depredadores.

La iniciativa de Cemex es parte de sus esfuerzos de conservación para contrarrestar el impacto de sus operaciones, que incluyen más de 250 canteras activas en todo el mundo. Además de rehabilitar áreas explotadas y proteger la biodiversidad, la empresa se compromete a cuidar lugares como la reserva de El Carmen.

Los bisontes, con su tamaño imponente y su comportamiento apacible, son una especie ecológicamente clave. Su presencia ayuda a mantener la biodiversidad local y contribuye a la conservación de otras especies. Su importancia radica en su capacidad para transformar el paisaje a medida que se desplazan, rascándose en árboles y proporcionando pelo para que las aves lo utilicen en sus nidos.

Además, los bisontes contribuyen al ciclo de nutrientes de la zona. Sus excrementos y cuerpos en descomposición se convierten en fertilizantes naturales que enriquecen el suelo. Incluso después de su muerte, su carne sirve de alimento a carroñeros, como lobos y osos, lo que los convierte en una especie presa crucial.

La resistencia de los pastizales de El Carmen a los incendios es otro beneficio clave. A diferencia de los bosques, donde el carbono se libera en la atmósfera cuando ocurre un incendio, los pastizales almacenan hasta el 90% de su carbono bajo tierra. Esto los hace altamente efectivos en la captura y retención de carbono, lo que ayuda a combatir el cambio climático.

Los pastizales son, según la FAO, capaces de almacenar y capturar hasta el 30% del CO2 del planeta, superando a los ecosistemas forestales. En el caso de la reserva de El Carmen, se estima que puede absorber hasta 45 toneladas de carbono por hectárea, lo que se traduce en una cifra asombrosa de aproximadamente 6.3 millones de toneladas de carbono almacenadas en sus 140,000 hectáreas.

Este retorno de los bisontes a México es un hito en la conservación y una demostración de cómo la colaboración entre empresas, autoridades ambientales y científicos puede tener un impacto positivo en el medio ambiente. La presencia de estos majestuosos mamíferos no solo enriquece la biodiversidad de la zona, sino que también contribuye significativamente a la lucha contra el cambio climático.

La historia de los bisontes americanos en El Carmen es un recordatorio de la importancia de proteger y preservar los ambientes naturales y restaurar especies nativas. Este regreso es un testimonio de cómo la naturaleza puede recuperarse cuando se le brinda una oportunidad y cómo la conservación puede desempeñar un papel crucial en la lucha contra el cambio climático.

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